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En el año 1671 una indiecita llamada Catalina descendiente de la tribu de los Cíneras que vivía en el cerro por ese entonces llamado la “Trinidad” hoy conocido como la “Belencita” en una humilde y sencilla choza, esta indiecita en medio de su pobreza y de su sencillez era una mujer entregada a su hogar, piadosa y llena de fe, porque la  había recibido de los misioneros que por ese entonces evangelizaban la región.
Un día mientras Catalina lavaba sus ropas en la quebrada como era su costumbre, vio que el agua arrastraba en sus cristalinas y transparentes corrientes un pedazo de manta o lienzo que le causo admiración, movida por la misma divinidad del lienzo lo tomo en sus manos, y llena de emoción lo llevo hasta una piedra grande que se encontraba a la orilla de la quebrada donde ella estaba lavando y allí lo dejo mientras continuaba con su oficio.
Al terminar su labor fue a recoger aquel pedazo de lienzo o tela que había encontrado pero al fijarse detenidamente vio que sobre el  lienzo aparecía la figura de la Santísima Virgen, fue tanta  la emoción y el júbilo que corrió hasta su humilde vivienda para colocar sobre su altar el  valioso hallazgo de nuestra Señora, donde  de rodillas y dando gracias a Dios elevaba sus oraciones para alabar y bendecir a su amada Señora.
Fue pasando el tiempo y catalina continuaba con su fervor y su devota piedad y cada día se llenaba de entusiasmo por que  en el lienzo se notaba con mayor perfección la belleza de la virgen madre y de su Divino Hijo.
Los habitantes y vecinos de Catalina llenos de curiosidad por el hallazgo que ella había hecho y que custodiaba con tanto celo y amor como su gran tesoro, empezaron a visitar el humilde rancho donde ella vivía para oír de sus labios la narración de aquella agraciada mujer que hacía con tanto entusiasmo y cariño sobre la Señora y su niño. 
Este suceso se fue difundiendo por todos los alrededores y mucha gente comenzó a frecuentar la humilde vivienda en la cual se rendía culto a la Santísima Virgen. Cada día aumentaban los devotos y esto hacia que se hiciera más visible la imagen de nuestra Señora en el lienzo, destacándose su dulzura angelical y la tierna humildad con que acariciaba a su niño en sus brazos.
Un santo y piadoso misionero notificado de la extraordinaria aparición visitó la choza de la indiecita y con frases sencillas y esperanzadoras felicitó a la indiecita 
por el favor que Dios Nuestro Señor le había concedido al hacer aquel hallazgo de tan grande y augusta Señora, que en su concepto  era la Virgen Santísima en su admirable advocación de Nuestra Señora de Belén.

                                               SIMBOLOGIA DE LA IMAGEN


1) La Virgen con el niño  en sus brazos signo de la maternidad.
2) Los ojos de la Virgen: la mirada de Dios a sus hijos, mirada de misericordia.
3) La mano del Niño en la cara de la virgen: signo de ternura de filiación.
4) La mano del niño agarrando el manto de la Virgen: signo de protección en ella nos refugiamos.
5) El anillo de la Virgen: Signo de esponsales, ella es esposa.
6) El cetro de la virgen: es una rama de café, Salazar es la cuna del café en Colombia.
7) El manto tachado de estrellas: signo de la promesa de Dios, un pueblo numeroso.
8) El lucero: María es la estrella de la evangelización.
9) La corona de la Virgen: ella es reina de toda la creación.
10) El esplendor de la imagen: signo de la santidad.
11) La forma de alzar al niño: manifiesta el amor, la ternura, la protección.
12) El lucero del niño: Cristo luz del mundo.

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